Esta semana he lanzado la iniciativa, como miembro de la Comisión de Medio Ambiente y Salud del Parlamento Europeo, de enviar una carta a la comisaria de Salud. En ella solicitamos que protocolice y estandarice las pruebas de detección del COVID-19 para conseguir que la recogida de datos sea igual en todos los Estados miembros de la UE, o al menos, “establecer métodos que permitan disponer de medidas comparables”.
En dicha carta dirigida a la comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, y secundada por mis compañeras y compañeros de la Delegación Socialista Española, se argumenta que cada Estado miembro tiene sus propios criterios en la recogida de datos, tanto del número de fallecimientos como en el de positivos, “principalmente por la falta de suficientes pruebas de detección y los distintos criterios que se han establecido para llevarlos a cabo”. Así, dice la carta, “mientras algunos países están haciendo pruebas de forma masiva, otros solo las hacen a los casos más graves y al personal sanitario que ha estado en contacto con pacientes enfermos”. Para los socialistas, estas diferencias hacen que los datos no sean comparables, lo que supone un obstáculo “para la investigación científica” y “para entender el alcance de la crisis actual y prepararnos para otras que puedan venir en el futuro”.
El texto también advierte del aspecto “geopolítico de los datos sobre la pandemia, con información confusa y escasamente creíble, como la que han publicado gobiernos con una tradición opaca en el manejo de la información”.
Por eso, consideramos esencial que la Comisión Europea establezca protocolos y estandarice las pruebas, o al menos, ponga en marcha encuestas que permitan hacer un cálculo real de la población que ha sufrido la enfermedad. Además, pide que se diseñe un plan de muestreo serológico a medio plazo en toda la UE, que nos daría un panorama más preciso sobre el desarrollo de la enfermedad.