ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO EN LA Revista IP Extra Abril EL 1 DE ABRIL. AQUÍ PUEDES LEERLO
Galicia no se entiende sin la pesca. Por peso económico pero, sobre todo, por poso histórico, las actividades pesqueras y acuícolas han dado forma a nuestra realidad social, económica y cultural. Y queremos que así siga siendo.
Por tanto, como parlamentario europeo, garantizar el mejor futuro de la actividad pesquera es no solo un objetivo en esta legislatura, sino una obligación: con Galicia, primera región pesquera de la UE, y con el conjunto de las regiones pesqueras de Europa, que no se han sentido especialmente bien tratadas y bien comprendidas en los últimos años por parte de las instituciones comunitarias.
Porque tras un mandato deficiente como el anterior, y tras un mal inicio con, por ejemplo, la negociación de las posibilidades de pesca en el Mediterráneo herencia de la administración anterior, las nuevas directrices que emanan de la carta de misión del nuevo comisario apuntan en la buena dirección, dirección que esperemos que se concrete en hechos:
*el volver a tener un comisario de Pesca;
*un tratamiento equilibrado, por fin, de las tres dimensiones de la política pesquera común -económica, social y ambiental- en igualdad de condiciones;
*el foco en garantizar la competitividad y el futuro del sector y la creación de empleos en el mismo;
*el compromiso con asegurar una competencia justa y proteger la pesca europea frente a la competencia desleal de terceros;
*la apertura a reformar la política pesquera común;
*y la apuesta por la elaboración de un Pacto por los Océanos.
Por su importancia en lo inmediato, cabe detenerse en los dos últimos puntos, empezando por la PPC.
"Es básico reformar la PPC para permitir que el espacio necesario para mejorar las condiciones de vida y de trabajo en un buque no se tenga en cuenta a la hora de calcular la capacidad pesquera"
Cuando hablamos de garantizar el mejor futuro de la pesca hablamos, sin duda, de la necesidad de reforzar los estándares sociales y laborales del sector, algo crucial si queremos garantizar no solo mejores condiciones para los profesionales sino el propio relevo generacional, uno de los más grandes desafíos que tenemos entre manos.
Impulsar la flota artesanal y de pequeña escala; dar un trato adecuado al marisqueo; promover la acuicultura europea; mejorar las condiciones de trabajo y de vida a bordo para mejorar la seguridad; mejorar la formación y garantizar su reconocimiento a nivel de la Unión; garantizar la igualdad de género en el acceso y el empleo en el sector; promover el oficio de pescador y el relevo generacional en el sector; o favorecer motorizaciones más sostenibles son retos clave que debemos abordar con valentía.
Pero, como bien lo señala el sector, la propia PPC actúa a veces de impedimento para la toma de decisiones que pueden corregir algunos de estos problemas. El ejemplo más concreto es el del denominado tonelaje social de los buques: es básico reformar la PPC para permitir que el espacio necesario para mejorar las condiciones de vida y de trabajo en un buque no se tenga en cuenta a la hora de calcular la capacidad pesquera.
Al igual que es necesario excluir de ese cálculo de capacidad pesquera el espacio requerido para las nuevas motorizaciones más sostenibles. Y romper el tabú y abrir el debate sobre la necesidad de ayudar a la renovación de los propios barcos: no es sostenible que la edad media de la flota activa española sea superior a los 32 años. De lo contrario, no podrá modernizarse la flota y cumplir con los objetivos de descarbonización.
"Cuando hablamos de garantizar el mejor futuro de la pesca hablamos, sin duda, de la necesidad de reforzar los estándares sociales y laborales del sector"
A este respecto, el Pacto por los Océanos es la primera oportunidad de testar hasta qué punto la Comisión va en serio en su giro hacia una política más favorable a la pesca europea.
El Pacto, por supuesto, debe sentar las bases para un enfoque global sobre las actividades en el mar, tanto los usos existentes como los nuevos aprovechamientos sobre la base de una explotación sostenible de los recursos y la mejora del estatus ambiental de nuestros mares y océanos.
Pero para que esto sea creíble, hay una obligación fundamental: situar a las comunidades costeras y a los profesionales del sector pesquero y acuícola en su centro. ¿Cómo? Primando los usos preexistentes, como los pesqueros, frente a los nuevos usos; buscando la compatibilidad y coexistencia y, cuando no sea posible, habilitando las compensaciones temporales y/o estructurales necesarias para que el sector pesquero no se vea menoscabado.
Para ello trabajaremos esta legislatura.
Son muchos los retos a afrontar para garantizar ese mejor futuro.