Trabajé durante casi 20 años como Enfermero, fundamentalmente en el campo de la urgencia y la emergencia. En mi profesión cultivé la docencia y la investigación.
Políticamente siempre estuve en mi partido, el PSOE, en el que ocupé diferentes cargos orgánicos a nivel local y regional, además de haber sido Teniente de Alcalde de mi pueblo, Lalín, en el interior de Galicia, un lugar por el que siento especial predilección, pues allí he vivido toda mi vida.
En 2019 inicié mi camino en el Parlamento Europeo. Un reto de gran magnitud, máxime cuando enfrentamos el desafío de la transición ecológica y enormes tensiones geopolíticas o situaciones excepcionales como la pandemia.
A lo largo de estos años, he podido trabajar directamente en las respuestas a la misma, como la estrategia europea de vacunación o el refuerzo de los mecanismos europeos ante emergencias sanitarias, pero también en otros ámbitos como la lucha contra el cáncer, contra el desabastecimiento de medicamentos o a favor de la asequibilidad y disponibilidad de fármacos. Y en el ámbito energético, tuve la oportunidad de liderar una reforma social del mercado eléctrico, así como el impulso de las energías renovables y la participación pública en los beneficios de las mismas, energías vitales para el futuro económico de Galicia.
Más allá de la política, participé en diversos movimientos sociales en el ámbito ambiental, cultural y deportivo.
En mi tiempo libre me gusta fundamentalmente disfrutar de la montaña, de los bosques y del mar de Galicia; de mi familia y amistades, y disfrutar con la lectura y la música.
Uno de los mayores retos de Europa en este momento es avanzar en una transición ecológica que permita una descarbonización progresiva de nuestra economía y así luchar contra el cambio climático. La UE y los países que la conforman están liderando en el mundo esta transición hacia un cambio de paradigma que destierre los combustibles fósiles.
Esta gran transición también implica riesgos y decisiones delicadas. Debemos avanzar, sí, pero al mismo tiempo saber que hay que hacerlo de un modo socialmente sostenible, evitando desigualdades y facilitando nuevas oportunidades de crecimiento y empleo.
Mi papel en la Comisión de Industria, Energía e Investigación (ITRE) está muy centrado en estos aspectos. Conceptos como las políticas de Transición Justa, el Pacto Verde Europeo, las Energías Limpias, el diseño del Mercado Eléctrico, la asequibilidad de los precios de la energía, la reducción de las emisiones de CO2, la movilidad limpia… están, y seguirán estando, en el foco del trabajo diario de mi equipo.
Este es un continente con mucha historia. El siglo XX nos dejó claro que los nacionalismos destruían nuestras sociedades. En Europa y en España, los fanatismos y el populismo marcaron gran parte de la historia de los últimos 100 años. Sin duda, lo mejor que le ha ocurrido a la gente que habita esta vieja parte del planeta es el nacimiento y la consolidación del proyecto europeo.
La aprobación de la Constitución de 1978 y la entrada en 1986 en la Comunidad Económica Europea, hoy Unión Europea, son probablemente los hitos más importantes de los últimos 50 años de la historia de España. Desde esos momentos históricos, España ha alcanzado sus más altas cotas de bienestar y progreso. Desde el Parlamento Europeo, tenemos la obligación de defender la sociedad europea para evitar que se asome a los abismos populistas y que no vuelva a caer en los destructivos errores del pasado.
La entrada de Galicia en la UE nos enfrentó a importantes retos en su modernización, con procesos dolorosos en nuestra industria y en nuestro sector agropecuario. Sin embargo, no cabe duda de que la integración en Europa ha sido beneficiosa para el país (nuestras cotas de bienestar, derechos sociales y calidad democrática, así como las infraestructuras educativas, sanitarias y de transporte son buena prueba de ello) y que tenemos grandes oportunidades en el espacio común europeo.
Los retos del nuevo Pacto Verde Europeo tendrán un gran impacto en nuestra tierra: no es tiempo de victimismos, sino de atención y proactividad para aprovechar las oportunidades que la transición ecológica ofrece a Galicia y sus ventajas competitivas para generar un nuevo renacer industrial en nuestra comunidad.
Galicia tiene un enorme potencial energético, nunca suficientemente valorado. Producimos energías limpias, que son las del presente y del futuro. La descarbonización ha tenido y tendrá un impacto considerable en nuestros sectores productivos, de ahí la importancia de haber trabajado para incluir a Galicia como beneficiaria de los fondos de Transición Justa y de aprovechar las nuevas oportunidades industriales que están en camino. También en la digitalización y en la movilidad sostenible.
Nuestro sector primario es clave para el desarrollo y la fijación de población. El sector agroganadero debe avanzar hacia producciones extensivas y más sostenibles, destacando la posición de nuestro sector como proveedor de alimentos de alta calidad. En cuanto a la pesca, el dominio gallego de los mares debe seguir marcando nuestro avance hacia una sostenibilidad ambiental, pero también social y económica, aspectos que se han dejado de lado en los últimos años. Del mismo modo, es urgente reforzar la atención y protección de nuestro sector marisquero, vital para el tejido económico de innumerables comarcas del país, así como impulsar una política acuícola respetuosa con el medio ambiente.
Pero si algo identifica a Galicia es su territorio y su lengua: mi compromiso y la defensa de nuestra tierra, nuestro paisaje, que es fuente de riqueza, y nuestros ecosistemas y valores naturales, seguirán guiando mi trabajo en Europa. Seguiremos reivindicando el valor del gallego, nuestra lengua, desde todas las instancias. Una lengua viva que debemos defender y potenciar también en Europa.
Como su representante en el Parlamento Europeo, mi compromiso es actuar con total transparencia en todas mis gestiones. A través de esta sección, podrá acceder de manera directa a mis declaraciones, intervenciones y otras actividades realizadas en el Parlamento Europeo.