Zapatero a tus vacunas

February 3, 2021

No salgo de mi asombro estos días con los ataques que está recibiendo la enfermería por parte de responsables públicos y algunos representantes de otras profesiones. En cambio, no me asombran que esas declaraciones, aprovechando un asunto de máximo interés, puedan encontrar hueco en la ciudadanía. Se trata de populismo, una vez más.

No basta que la enfermería española, constantemente precarizada y maltratada, haya respondido de manera ejemplar ante la pandemia. No basta que miles y miles de profesionales fueran obligados a emigrar a otros países, donde son reconocidos por su formación. No basta con que muchos enfermeros y enfermeras hayan renunciado a su vida personal este año en beneficio de toda la ciudadanía a cambio de sueldos que no les compensarán lo sufrido. No basta con que haya sido la profesión con más personal infectado y también tristemente hayan fallecido muchos en el ejercicio de su labor. ¿Dónde quedan los aplausos?

A cuenta de la campaña de vacunación que algunas comunidades autónomas parecen retrasar deliberadamente, asistimos a un ataque atroz a las competencias de las y los enfermeros. Han sido muchos los intentos de denigrarlos: que si lo pueden hacer veterinarios, que si cualquier militar, que si da lo mismo vacunar a un cerdo que a un anciano y, para colmo, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid animando a la privatización de la campaña y afirmando “que cualquiera que sepa pinchar pondrá vacunas”, como si el acto sanitario de la vacunación se tratara de una clase de costura, con todo el respeto a modistas y costureras.

Sepan que allí donde se confía en las enfermeras la campaña avanza. No es casual que Asturias o Galicia lideren las estadísticas de vacunación. Se ha confiado en su profesionalidad para llevarla a cabo y, además de diligencia, aportan seguridad y rigor. Si lo que de verdad se pretende es hacer zozobrar la campaña de vacunación han acertado: añaden dudas. Porque de salirse con la suya, en el consentimiento informado para vacunarse habría que advertir que ese “cualquiera que sepa pinchar” no sabe reconocer un shock anafiláctico, ni tratarlo, no ha cogido jamás una vía intravenosa o simplemente desconoce cómo son los protocolos de vacunación o cómo funciona una inmunización humana. 

“Esta vacunación no será administrada por el personal competente según la Ley. Quien le administra esta vacuna no tiene conocimientos para atenderle en caso de una reacción adversa”. ¿Aceptarían ustedes vacunarse bajo esas condiciones?

Dejen las cosas en manos de quien sabe y abandonen sus ocurrencias para tapar su incompetencia, respeten a quien va estar a su lado en los momentos más duros. Dejen a quien vacuna cada año a millones de personas en semanas, pónganles las condiciones adecuadas y el resto vendrá solo. Ya lo dice el refrán: zapatero a tus zapatos y para vacunar, enfermeras y enfermeros.

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