Guerra híbrida y democracia

Democracia y redes: actuar ante la guerra híbrida

Imagen de cabecera generada mediante IA.

El pasado 24 de noviembre en Rumania se celebraron las elecciones presidenciales. Unos meses antes se habían celebrado elecciones en Moldavia y Georgia; estados que contaban con gobiernos pro-europeos y que están siendo asediados por Rusia.

 Como en Georgia y Moldavia, en Rumania pasaron cosas extrañas. La red social Tik Tok fue una fuente de disrupción durante toda la campaña. Estos sucesos nos dan la medida de que una regulación más exhaustiva y cuidada de las redes sociales se debe poner en marcha para preservar la integridad de los procesos electorales en la UE. Voy a tratar de explicar lo que ha sido novedad en el proceso rumano, que ha llevado a sus autoridades electorales a declarar nulas las elecciones y la necesidad de repetirlas.

 Nuestras leyes europeas obligan a que la publicidad política esté claramente etiquetada y permita a los ciudadanos saber por qué están viendo el anuncio, quién lo patrocinó, cuánto pagaron y a qué elecciones se refieren. Además, las normas prohíben patrocinar anuncios desde fuera de la UE los tres meses previos a una cita electoral.

 Para saltarse esas normas, y ante la imposibilidad de pagar por publicidad prohibida en favor de  la candidatura  del pro-ruso Calin Georgescu,  desconocido hasta pocas semanas antes de las elecciones,  la estrategia puesta en marcha, probablemente promovida y pagada por Rusia, se basó en el pago masivo en criptomonedas a importantes “influencers” rumanos. Los montantes superan el millón de euros según algunas fuentes de la investigación llevada a cabo.

 Mediante una estrategia coordinada y con la cómplice pasividad de Tik Tok ante lo que sucedía en su propia red, los mensajes del populista Georgescu ganaban repercusión y se amplificaban en esa red social. El mecanismo es un claro uso de la utilización del algoritmo para fines perversos: los influencers pagados usaban el poder de movilizar a cientos de miles de seguidores “reposteando” los videos del candidato pro-ruso. Al mismo tiempo, compartían contenidos propios que favorecían ese objetivo. Ha quedado acreditado que una agencia de publicidad sudafricana contactó a varios influencers, ofreciéndoles 1.000 euros por promocionar videos de Georgescu. A la vez que se ponía esto en marcha, se activaron unas 25.000 cuentas durmientes que también se encargaban de repotenciar los contenidos que se querían promover.

 El resultado de la estrategia anterior dio su resultado: desde menos de una semana antes hasta el propio día de las elecciones cualquiera de los casi nueve millones de rumanos con Tik Tok que abriera la popular aplicación de video se encontraba de primeras con mensajes del candidato o de populares influencers rumanos apoyándolo. Los videos de Georgescu acumularon 52 millones de visitas en muy pocos días. Lo que ya se había probado en Georgia o Moldavia en una menor dimensión daba como fruto la victoria inesperada del ultranacionalista prorruso. Ninguna encuesta consiguió detectar la magnitud del movimiento de votantes que había ocurrido con una gran rapidez.

 Las investigaciones han sido concluyentes y las autoridades electorales rumanas han decidido declarar nulo el proceso electoral. Los controles han detectado el fraude a posteriori, parece que han funcionado, pero aún así el daño para la democracia es enorme y todos y todas nos podemos imaginar cuál sería el escenario postelectoral en unas elecciones de un país tan polarizado como España si sucedieran hechos similares.

 La Comisión Europea ya ha abierto una investigación a TikTok por su actitud durante las elecciones rumanas. Esa propia red social, en una audiencia ante el parlamento europeo, dio información tan vaga que ha aumentado las dudas sobre su papel en los comicios rumanos donde parece claro que no actuó con la diligencia debida. Además en el Parlamento Europeo continua el debate (ver intervención de mi compañera Laura Ballarín) sobre posibles medidas de control y regulación de las actividades de los denominados “influencers” porque es evidente de que se trata de una actividad económica de “influencia” como su propio nombre indica y puede ser utilizada políticamente de una manera perversa como hemos visto en Rumanía.

 A cualquiera que haya visto recientemente la serie francesa “La Fiebre” de los creadores de la exitosa “Baron Noir” le sonarán este tipo de estrategias para manipular a la opinión pública utilizando las redes sociales. Recientemente en España hemos vivido situaciones de manipulación menos sofisticadas tras las terribles inundaciones de Valencia. Parece claro que nuestro sistema democrático puede verse comprometido por estas prácticas y claramente los enemigos de la UE y de la democracia liberal, fundamentalmente Rusia y satélites, ayudados por colaboradores internos que normalmente son activistas de los partidos populistas y reaccionarios seguirán ideando acciones que puedan desestabilizarnos.

 La guerra híbrida cada vez estará más presente en nuestras vidas y se hará más evidente. Menoscabar las democracias liberales usando sus espacios de libertad es una de las armas que serán utilizadas con más frecuencia. Desde la UE cabe repensar la estrategia defensiva que estamos llevando a cabo y que nos hace siempre ir a remolque de las nuevas formas de ataque. Si sólo  dedicas tus esfuerzos a defenderte no vas a poder avanzar cómo podrá ser el próximo ataque que recibas, quizás sea el momento de dejar la ingenuidad de lado y tomar medidas contundentes y utilizar también técnicas de ataque para una defensa efectiva.

 En cualquier caso urge que la UE y los estados miembros vayan más allá en los controles y regulaciones del uso de las redes sociales, fundamentalmente para  los más jóvenes, que son los más impresionables y a quienes mas efectos peligrosos puede provocar, como ya se está viendo en el ámbito de la salud mental. Otro días escribiré sobre eso.