La I+D+i contra la malaria salvará vidas

ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO EN La Vanguardia EL 25 DE ABRIL. AQUÍ PUEDES ENCONTRARLO

Eliminar la malaria requiere una ciencia más sensible a las cuestiones de género

La malaria es una de las enfermedades infecciosas más letales del planeta. Un bebé muere cada dos minutos por esta causa y unos once millones de mujeres embarazadas están en riesgo de contraerla en África subsahariana, de acuerdo con el último informe mundial sobre la malaria publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los riesgos para el feto incluyen anemia grave, daño cerebral, aborto o nacimiento prematuro, entre otros.

Además de su tremendo impacto en la vida y la salud, esta epidemia tiene también un enorme coste económico. Se estima que su coste directo, es decir por enfermedad, muerte y gasto sanitario, supera los 12.000 millones de dólares al año. Este impacto es devastador, especialmente para los países de media o baja renta, que son los principales afectados.

Once millones de mujeres embarazadas están en riesgo de contraer la malaria en África subsahariana

Este 25 de abril celebramos el Día Mundial de la Malaria. El énfasis de este año está en cómo la innovación puede contribuir a reducir el impacto de esta enfermedad y salvar vidas. El Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha reiterado que la lucha contra la malaria requiere poner el foco de atención en mujeres y menores, una tarea que debe comenzar en la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) de tratamientos.

En las dos últimas décadas, el mundo ha experimentado una reducción muy importante en la incidencia y prevalencia de la malaria. Sin embargo, este progreso se ha revertido en los últimos años, con un incremento del 12% en el número de muertes asociadas a esta enfermedad.

El año pasado, la OMS anunció un avance decisivo en la lucha contra esta epidemia con la autorización de la primera vacuna contra la malaria (RTS,S/AS01), que está especialmente diseñada para niños que viven en regiones con un riesgo medio o alto de transmisión. Esta vacuna pionera es el resultado de décadas de colaboración entre instituciones europeas, africanas y de otras regiones. La Asociación de ensayos clínicos entre países europeos y en vías de desarrollo (EDCTP por sus siglas en inglés), una iniciativa de la Unión Europea (UE) que financia la I+D+i de medicamentos para enfermedades olvidadas y de la pobreza como la malaria, ha jugado un papel clave en este hito.

El coste económico directo de la malaria supera los 12.000 millones de dólares al año

El Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro colaborador de la OMS para el control, la eliminación y la erradicación de la malaria, también ha sido un actor fundamental en este éxito. En el contexto de una variedad de proyectos de investigación, y a través de su Iniciativa para la Eliminación de la Malaria, ISGlobal trabaja en el desarrollo de otros tratamientos que ayuden a prevenir y/o tratar la enfermedad en las dos poblaciones más vulnerables para esta enfermedad, los niños más pequeños y las mujeres embarazadas.

Todavía hoy, solo unos pocos tratamientos contra la malaria son seguros para mujeres embarazadas o en lactancia pese a que son un grupo de alto riesgo; y pese a los peligros que esta enfermedad conlleva para el feto. Un estudio reciente de la organización no gubernamental DSW explica cómo la I+D+i biomédica a menudo obvia factores de género, así como diferencias biológicas en la propensión y el impacto de enfermedades.

Por ejemplo, las mujeres embarazadas, en lactancia o que pueden quedar embarazadas son regularmente omitidas de ensayos clínicos, pese a que hay numerosos estudios y guías sobre cómo hacerlo de forma segura y ética. La exclusión de estos grupos retrasa el desarrollo de medicamentos, provoca que no haya tratamientos disponibles y a veces les obliga a tener que recurrir a ellos pese a haber limitada evidencia científica sobre la seguridad y eficacia de su uso en estas personas.

Necesitaremos técnicas de diagnóstico, vacunas y medicamentos, pero también mosquiteras e insecticidas, para acabar con esta epidemia

La eliminación de la malaria requiere por tanto invertir en una I+D+i sensible a las cuestiones de género. Para ello necesitamos una clara concienciación entre legisladores, autoridades sanitarias y otros actores, el incremento de la inversión en I+D+i y el desarrollo de programas y proyectos que presten especial atención a las necesidades de las poblaciones afectadas y a menudo olvidadas, sobre todo mujeres y niñas.

La inversión mundial en I+D+i contra la malaria lleva dos años consecutivos en retroceso, siendo de 619 millones de dólares en 2020. Pese a que la UE es el tercer mayor contribuyente, su financiación se ha visto reducida a más de la mitad en la última década, tocando fondo en 2020 con 11 millones de dólares. El programa marco de investigación europeo, Horizonte Europa, tendrá que jugar un papel clave si queremos revertir esta tendencia. También tenemos por delante el reto de integrar mejor las consideraciones de género en este programa. Se han dado pasos positivos, como la inclusión de planes de igualdad de género, pero todavía tenemos un amplio margen de mejora en este campo.

Pese a los avances en lucha contra la malaria, la OMS ha reiterado que necesitaremos una panoplia de tecnologías – diagnósticos, vacunas, medicamentos, así como mosquiteras e insecticidas – para acabar con esta epidemia. Los efectos potenciales del cambio climático en la movilidad de los mosquitos de la malaria, la creciente resistencia de la malaria a los tratamientos actuales, o el impacto de la crisis del coronavirus ponen en riesgo el progreso contra esta enfermedad. Si algo ha demostrado esta pandemia es que cuando el mundo trabaja hacia un objetivo común, podemos conseguir lo que parecía imposible. Con mayor inversión en I+D+i y mejores estrategias para integrar la igualdad de género, tenemos una oportunidad única en la próxima década para desarrollar las tecnologías sanitarias que pongan fin a esta epidemia. Es posible: hagamos realidad el sueño de un mundo sin malaria.

Los autores de este artículo son:

Quique Bassat. Profesor de investigación ICREA y director del Programa de Malaria del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa”

Javi López. Eurodiputado y miembro de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento europeo

Nicolás González Casares. Eurodiputado y miembro de la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo.

Lisa Goerlitz. Directora de la Oficina de Bruselas de la Fundación Alemana de Población Mundial (DSW)