Nicolás González (A Coruña, 1972) acaba de llevar al Pleno del Parlamento Europeo la reforma de la Agencia Europea del Medicamento. La pandemia de coronavirus ha desnudado brutalmente las carencias de una organización que no se pensó para una emergencia como la que Europa ha tenido que enfrentarse en el último año, especialmente en un escenario en el que el 40% de los medicamentos que se comercializan en la UE proceden de terceros países y entre el 60% y el 80% de los principios activos químicos se fabrican en el exterior, principalmente en China e India, porcentaje que era del 20% hace 30 años. En el informe sobre el refuerzo de la EMA, dirigido por González, votado este pasado jueves y aprobado por 587 votos a favor, 28 en contra y 81 abstenciones, el Parlamento Europeo insta a dotar a la agencia europea de una 'task force' que se reúna periódicamente para poder hacer frente a las emergencias, así como otras medias como, por ejemplo, una base de datos compartida para monitorear el desabastecimiento de medicamentos y productos sanitarios en los países de la UE.
La cuestión de dónde se fabrican los medicamentos y otros elementos estratégicos es también central en los objetivos de autonomía estratégica de la UE, donde la Comisión de Industria, Investigación y Energía, de la que González es miembro, juega (y jugará en los próximos meses) un papel decisivo sobre el debate del futuro de la UE tras los fondos de recuperación: "el campo de batalla de la pospandemia se va a jugar ahí".
PREGUNTA. Usted ha sido el ponente del informe sobre la postura del Parlamento Europeo sobre la reforma de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Ha hablado de "reforzar" la EMA. ¿Cómo?
RESPUESTA. En su funcionamiento interno, dotándola de comités y grupos de trabajo y de una 'task force' que permita que en situaciones de crisis se tengan las estructuras necesarias para hacer frente a los problemas que se han visto en esta pandemia. Creemos también que la agencia debe tener un papel más activo en la monitorización de desabastecimientos sanitarios, desabastecimiento de medicamentos, porque es un problema ya crónico de la Unión Europea. Una de las propuestas fundamentales que tenemos es la creación de una base de datos que monitorice la cadena de abastecimiento de los fármacos. Hablamos también del el papel que va a tener la EMA en el futuro en la monitorización y la valoración de los productos médicos, pues que en situaciones de crisis también tenga el papel de coordinar la evaluación y asesoramiento para este material.
Lo que buscamos con este refuerzo es que se agilice, que sea más rápido y también más seguro. Contando con más actores. Con un grupo director para situaciones de emergencias, donde va a haber expertos de cada país, de todos los países. Y también una task force, un grupo de emergencias, para que en ese momento se ponga en marcha todas las estrategias de una manera mucho más enfocada a esa emergencia.
P. Habla del desabastecimiento crónico que hay en Europa de medicinas y medicamentos, y que ha habido en esta pandemia. ¿Tenemos que hacer, en este sentido, una "reindustrialización" de la producción de medicinas en Europa?
R. Los desabastecimientos son multicausales. No podemos decir que sólo es por la producción y no diría medicamentos, sino que básicamente lo que importamos son principios activos, porque muchas veces el medicamento lo acabamos aquí. Hablamos más de los principios activos que se fabrican fundamentalmente en Asia. Ese es uno de los problemas. La pérdida de la industria o la deslocalización, aleja las cadenas de suministro y tenemos menos control de lo que sucede. No es el único. Hay cuestiones también relativas a precios o desabastecimientos que a veces son pues que en la cadena de suministro de la logística, pues de unos sitios llega mejor y otros peor. Es multicausal. Por eso lo que buscamos es monitorizar realmente lo que está pasando ahora. Si la pregunta es: ¿se debe reindustrializar más en el campo sanitario, tanto de los productos sanitarios o de las medicinas? Yo estoy convencido de que sí, pero precisamente porque esta pandemia nos ha demostrado los riesgos que conlleva abandonar la producción básica de algunos elementos. Creo que debemos ser más conscientes de los riesgos.
P. ¿Cómo se podría hacer? ¿Hay propuestas concretas?
R. Tenemos ahora un gran apoyo, que son los fondos de recuperación y en gran medida esos fondos de recuperación se dedican a mejorar procesos productivos, bien sea la transformación ecológica, la digital... Por tanto, creo que es un buen momento, pero yo no digo relocalizar por relocalizar y robar a otras zonas del mundo cadenas de producción. Yo digo tener la posibilidad de por lo menos abastecerse en situaciones críticas porque esto era lo que no teníamos en este momento. Es decir, no es simplemente reindustrializar por industrializar y acercar y tener más empleo. Eso está muy bien. Pero hay hacerlo de una manera sostenible, no solo a cañonazos. Siendo conscientes de que estamos en un mundo donde competimos con más agentes. Hay que ayudar a recuperar cadenas de producción dentro de la lógica de las ayudas de estado y no entrar en guerras comerciales [con otros países, como China o EEUU].
P. Menciona entre las propuestas para reforzar la EMA una base de datos para hacer seguimiento de los desabastecimientos de medicamentos. Pero, precisamente la EMA fue víctima de un ciberataque en diciembre. Cada vez hay más ciberataques, y afectan especialmente a las industrias sanitarias, y una base de datos así sería especialmente vulnerable...
R. Tienes razón. Hace poco hemos sufrido un ciberataque, es algo que se incorpora al articulado de la propuesta. Nosotros hacemos hincapié en que se deben reforzar las estructuras de la EMA para impedir que se produzcan ciberataques, es decir, dotar a la EMA de las herramientas que permitan hacerla más segura en términos de la ciberseguridad. Dicho esto,, no podemos dejar de avanzar en la monitorización de datos porque vaya a haber un ciberataque. Evidentemente está claro que se necesitan recursos y presupuestos.
P. ¿Cómo valora la gestión de la EMA, de la pandemia y de la vacunación? ¿Qué se puede aprender para el futuro?
R. La EMA ha tenido que ir aprendiendo a medida que iban surgiendo las cosas, casi como ensayo error. Ha acertado mucho y ha hecho muy buenas cosas, pero es cierto que no tenían aprendidas las estructuras necesarias para situaciones de crisis, y eso ellos mismos se han dado cuenta. Ha habido errores en el campo por ejemplo de la información y transparencia de la comunicación, pero creo que a medida que avanzaban se han ido solucionando.
P. Usted, además de ponente del informe de la EMA, es también miembro de la comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo, así que quería preguntarle por un tema que se está hablando mucho, sobre la autonomía estratégica europea en tema de industria. Una de las prioridades de la Comisión de Von der Leyen, y también del Parlamento, es avanzar hacia lo verde. ¿Hay que relajar los objetivos climáticos en sectores estratégicos clave en los que interesa una reindustrialización?
R. Bueno, precisamente vamos a sectores estratégicos clave, que a veces incluso son necesarios, como por ejemplo los 'raw materials', para esa transición ecológica. Si necesitamos, por ejemplo, elementos o materiales, metales, para las baterías, es porque las baterías son un elemento de transición ecológica sí misma y son las que nos permiten avanzar en la descarbonización. Aquí lo que vamos a discutir son los tiempos; es como industrializar y descarbonizar al mismo tiempo y el ritmo. Es posible, porque estamos transformando la economía, es decir, estamos transformando procesos productivos hacia otros procesos productivos que son más verdes o hacia otros productos que van a ser necesarios. Así que ahí no veo problema.
El problema lo veo en la velocidad y el acoplamiento de unas medidas con otras, porque claro, hay que compensar a esos sectores que están haciendo esa transición, los tenemos que ayudar. La velocidad en la que salimos de una economía y entramos en otra, y la cantidad de apoyo que prestamos a los sectores más afectados, es decir, eso que se llama una transición justa, es terriblemente importante. Y yo creo que lo vamos a ver los próximos años y meses, que la gran discusión de las políticas de descarbonización va a estar en esos elementos.
P. Pero por ejemplo, hablando de las baterías, ¿en el Parlamento hay choques con los Verdes en esa transición ecológica y autonomía estratégica industrial?
R. Hay una contradicción existente entre algunos grupos que en este Parlamento. Tenemos que avanzar en la transición ecológica, y yo estoy acuerdo en que cualquier cosa que se haga en el territorio, bien sea minería o instalación de renovables, debe ser en un proceso de protección de la naturaleza y de diálogo con los sectores afectados en el terreno, sobre todo las personas que viven allí y las actividades que allí se desarrollan. Y hay que buscar el equilibrio a través del diálogo. Entonces puede haber minas, pero sobre todo puede haber elementos correctores, puede haber una mina a 15 kilómetros de un núcleo de población, pero lo que igual no es sostenible es una mina a 500 metros de una casa. Es decir, tenemos que buscar también y ordenar y planificar esa transición ecológica.
En ese equilibrio entre el avance y la transición ecológica y también las necesidades que vamos teniendo. Ahora, muchos grupos como Los Verdes, que dicen que hay que avanzar en la transición ecológica, pero que luego problema, por ejemplo, en ciertas minerías, yo lo que les diría es que lo que no podemos es fabricar baterías pero poner las minas en África y hacer una explotación que es mucho menos sostenible que la que se pueda hacer aquí.
El campo de batalla pos pandemia se va a jugar ahí: la transición necesarísima, la transición ecológica que sin ella no hay neutralidad climática... ¿Cómo lo hacemos? ¿Cuáles son las herramientas que llevamos a cabo y las ayudas que vamos a poner en marcha para paliar daños que sin duda se van a producir? También teniendo en cuenta el balance entre territorios, que tendrán más o menos posibilidades... Este Parlamento en los próximos meses va a decidir en gran medida cómo va a ser la Europa de los próximos 40 años.