ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO EN PÚBLICO EL 4. DE FEBRERO , DÍA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER. AQUÍ PUEDES ENCONTRARLO
El cáncer mata cada año en Europa a 1,3 millones de personas, incluidos 6.000 niños. Cada año, 2,7 millones de personas son diagnosticadas con esta enfermedad. Si no hacemos nada, los nuevos diagnósticos se incrementarán un 21% en 2040. No nos podemos permitir tanto dolor, tantas vidas perdidas, tantas familias rotas.
Europa está decidida a afrontar este drama y ha dado un paso al frente tanto impulsando la investigación a través de la Misión del Cáncer y Horizonte Europa, como a través del más amplio Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer, con el que se pretende poner en marcha una acción global contra el cáncer y que debe dar respuesta a uno de los mayores problemas que enfrenta Europa: la profunda desigualdad de sus ciudadanos al enfrentar la enfermedad en función de su lugar de origen, con diferencias en los ratios de supervivencia superiores al 25% entre los Estados miembros.
Atajar la desigualdad, esa es la prioridad fundamental para el Plan de Lucha contra el Cáncer del Parlamento Europeo, del que he sido ponente socialista y que a lo largo del último año ha centrado los esfuerzos de la comisión especial en aportar propuestas para lograr que cada persona afectada reciba la mejor atención independientemente del lugar donde resida. Porque, como hemos logrado incluir en la resolución de esta comisión, la Justicia Social debe ser el principio rector en la lucha contra la enfermedad.
Atajar la desigualdad en la prevención del cáncer, implica proveer de información y normas que protejan a los más vulnerables. Sabemos que los estratos sociales con menos ingresos y menor acceso a la educación sufren en mayor medida la enfermedad , al estar más expuestos a los principales factores de riesgo o no disponer de una información sobre cómo les afectan. No podemos dejar en manos de quién, por intereses de mercado , trata de influir negativamente en la ciudadanía sobre la toma de decisiones en sus estilos de vida.
Atajar la desigualdad en la detección del cáncer, para lo cual es necesario que tanto la Comisión Europea como los Estados miembros exploren las barreras que limitan la detección temprana y el diagnóstico precoz y presenten medidas para aumentar la cobertura de los servicios de cribado con directrices claras que marquen estándares a nivel europeo.
Atajar la desigualdad en el acceso a la atención oncológica, que pasa por permitir que un ciudadano pueda acceder a un tratamiento en cualquier Estado de la UE, por reducir las barreras a las que se enfrentan los pacientes cuando acceden a la asistencia sanitaria en otro Estado y por la necesidad de que todos los costes se financien antes de su inicio, para evitar la exclusión de los pacientes con menos recursos.
Atajar la desigualdad en el acceso a los medicamentos, de manera que los Estados colaboren para evitar los desabastecimientos de medicamentos oncológicos, y se garantice el suministro, los precios justos y la accesibilidad a los tratamientos, potenciando los medicamentos biosimilares, garantizando además que la inversión pública en I+D se contabilice y que los medicamentos resultantes estén disponibles a un precio asequible.
Atajar la desigualdad en la dotación de equipos humanos y tecnológicos, reforzando plantillas especializadas y planes de prevención y gestión para hacer frente a la escasez de personal, dispositivos y productos. Atajar la desigualdad con una provisión adecuada de fondos para la investigación a nivel europeo y nacional, reforzándola financieramente , facilitando el uso paneuropeo de datos de salud , la aplicación de las nuevas tecnologías de Inteligencia Artificial y extendiendo el avance de la medicina genética y personalizada.
Atajar la desigualdad por razón de edad, para que los más vulnerables, los niños, reciban la atención debida, reconociendo la especialidad y la figura profesional del oncólogo pediátrico en todos los Estados e impulsando el desarrollo de tratamiento efectivos específicamente diseñados para ellos. Atajar la desigualdad para que los cuidados al final de la vida no dependan del nivel económico de la familia afectada.
Atajar la desigualdad en la financiación, disponiendo de una inversión a la altura del desafío, utilizando la palanca de los fondos europeos para reforzar los sistemas sanitarios de los Estados miembros. Pasada la pandemia, el cáncer será un enorme desafío. No debe ser menor la determinación.