Biotecnología para la salud humana: el debate en el Parlamento Europeo. 

La biotecnología es una de las grandes revoluciones de nuestro tiempo. Se trata del uso del conocimiento científico y de organismos vivos —como células, bacterias o enzimas producidas por organismos vivos — para desarrollar soluciones que mejoran nuestra vida diaria. Desde medicamentos innovadores y vacunas, hasta cultivos más resistentes y sostenibles, o tecnologías que limpian el medio ambiente. La biotecnología está transformando sectores clave como la salud, la alimentación, la energía o el medio ambiente. 

Actualmente en la Comisión de Salud del Parlamento Europeo (SANT) estamos debatiendo el informe “Aspectos de Salud Publica de la Biotecnología y ciencias de la vida” que posteriormente se convertirá en una resolución parlamentaria. Resulta importante reseñar que en el programa de trabajo de la Comisión Europea se espera una Ley de Biotecnología para finales de 2026.

 Mi primera preocupación como ponente del Grupo de Socialistas y Demócratas para este dossier es el respeto a la Ciencia. Como hemos visto en los últimos tiempos las fuerzas populistas y antieuropeas han atacado de manera reiterada avances científicos fundamentales para nuestra sociedad como ha sucedido con la vacuna para la COVID elaborada con biotecnología. Tampoco debemos dejar que los avances de la Ciencia estén determinados por las creencias religiosas. Estamos viendo de manera bastante clara que los populismos anticiencia se mezclan con aquellos que hoy se muestran como enemigos de la democracia liberal, por tal razón es importante ensalzar que Ciencia y Democracia van de la mano.  Basta con echar una mirada a las declaraciones de Trump y de miembros de su gobierno sobre su visión sobre asuntos relativos a la Ciencia para ser conscientes de esta amenaza creciente , sirvan como ejemplo la eliminación de la libertad de discurso en las agencias norteamericanas de Salud o el ataque a universidades como Harvard, una institución que ha liderado muchos de los avances científicos de nuestra era.

 Las prioridades clave para mi grupo político en el Parlamento Europeo en este  informe sobre Biotecnología están integradas en las enmiendas que he presentado : autonomía estratégica, seguridad y el fomento de la innovación europea . Es fundamental incorporar la agenda de la competitividad, pero una competitividad real, basada en reforzar nuestras capacidades, no en una desregulación ciega.

 Apostamos por una arquitectura biotecnológica sustentada en los Derechos Fundamentales, tal como se recogen en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, que recoge convenios y protocolos específicos que ya abordan los derechos fundamentales en la investigación genética y los derechos de los pacientes.

 Por ello, defendemos una protección firme de la educación pública y de la investigación pública. La inversión en I+D debe incrementarse de forma sustancial, especialmente para cerrar la brecha entre la investigación básica y la clínica. Es imprescindible abordar también la igualdad de género en la ciencia, así como cuestiones éticas como el uso de animales en investigación o el acceso equitativo a terapias avanzadas para todos los pacientes.

 Apoyamos una regulación flexible, pero sin comprometer los altos estándares de calidad y protección de datos. Los avances en terapias génicas deben orientarse a eliminar enfermedades hereditarias graves, por ejemplo; pero sin abrir la puerta a la selección fenotípica ni a la eugenesia.

 La protección de los derechos laborales del personal investigador es también una prioridad, al igual que el fomento de la movilidad y la formación continua del personal sanitario. Las nuevas tecnologías deben incorporarse a los sistemas de salud, pero mitigando activamente los riesgos asociados, especialmente en lo relativo a la gestión de datos sensibles con la implantación de la inteligencia artificial y su integración en dispositivos médicos.

 Las enfermedades desatendidas deben recibir más atención y financiación. Debemos crear incentivos para las pymes, fomentar las alianzas público-privadas y garantizar la coordinación de los ensayos clínicos. Es clave reforzar el papel de los centros de referencia para fomentar la excelencia y la colaboración entre Estados miembros.

También defendemos la alfabetización científica como instrumento esencial para educar a la ciudadanía y reducir el miedo y la desinformación en torno a las terapias avanzadas, algo especialmente crítico en el contexto actual.

 Reclamamos igualmente un control riguroso del uso del ADN con fines clínicos. Hemos visto, especialmente en Estados Unidos, cómo proliferan empresas con prácticas cuestionables en términos de protección de datos que ofrecen pruebas genéticas sin relación clínica, algo que debe ser supervisado y regulado.

 Y, por último pero no menos importante, es imperativo garantizar retornos públicos por la inversión pública. Debemos dejar de repartir dinero público sin garantías. Es necesario establecer mecanismos de precios justos que mejoren el acceso de todos los pacientes y aseguren que las inversiones públicas realmente redunden en el interés general. Cuando Europa invierte, su ciudadanía debe recibir algo a cambio en forma de acceso a medicamentos.

 En resumen, hemos presentado un paquete de enmiendas que va mucho más allá de lo previsto en la propuesta inicial de la ponente , abordando cada uno de los puntos y definiendo con claridad la posición socialdemócrata, con la intención de ofrecer una propuesta integral y firme que sirva de base para  compromisos alternativos sólidos en la negociación si fuera preciso.