Tribuna originalmente publicada el lunes 7 de mayo de 2020 en eldiario.es. Puedes leerla completa pinchando AQUÍ.
En estos días de confinamiento ha habido tiempo para muchas reflexiones sobre el camino que debe seguir Europa en su reconstrucción a partir de esta crisis global provocada por el coronavirus. Son muchos los expertos que están trabajando hoy en multitud de campos para buscar soluciones de futuro, pero existe gran coincidencia en que el reto ecológico/climático debe ser afrontado con decisión por parte de la UE.
Esta crisis nos está enseñando que la naturaleza es poderosa y sigue teniendo el bastón de mando del planeta: como ha quedado demostrado, un simple fragmento de ARN cubierto de proteínas puede hacer que dos terceras partes de la humanidad tenga que encerrarse en sus casas. No hay evidencia de la relación entre el calentamiento global y la crisis actual, pero sí se conoce que la fusión del permafrost en determinados puntos del globo puede liberar microorganismos que llevaban congelados miles de años o que las zoonosis son más frecuentes cuando se reduce la biodiversidad por la pérdida de hábitats derivada de los efectos del cambio climático.
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