El Pleno del Parlamento Europeo de este jueves acogió un debate sobre la enfermedad renal crónica con motivo del Día Mundial del Riñón
«La mayoría de los pacientes con enfermedad renal crónica desconocen su enfermedad debido a la falta de diagnóstico precoz, las opciones de tratamiento no están disponibles para todos los pacientes europeos y la investigación de nuevas terapias se quedó atrás en Europa», apuntaba el eurodiputado socialista Nicolás González Casares durante el debate respeto a la enfermedad renal crónica (ERC) en el Pleno del Parlamento Europeo de este jueves.
En el Día Mundial del Riñón, que este año se conmemora bajo el lema ‘Salud renal para todos – Superando las deficiencias de información para mejorar la salud renal’, el europarlamentario destacó que «entre 75 y 100 millones de europeos sufren de enfermedad renal crónica y las predicciones muestran que se convertirá en la quinta causa de muerte a nivel mundial en 2040«.
En España, según datos recogidos por la Sociedad Española de Nefrología, la enfermedad renal crónica afecta a un 15,1% de las personas adultas, incrementándose en un 30% los pacientes que precisan de un Tratamiento Renal Substitutivo (TRS), ya sea diálisis o trasplante, en los últimos diez años. Personas que se encuentran entre los grupos de mayor vulnerabilidad ante la infección por COVID-19.
Ante este crecimiento, la apuesta por la prevención, el diagnóstico precoz, la cobertura de tratamiento y la investigación, para la cual la Comisión Europea lleva financiados 40 proyectos con 64 millones de euros, es fundamental. González Casares alentó a Europa a seguir el modelo de la Organización Nacional de Trasplantes para derribar las desigualdades que se dan en el acceso a los tratamientos y continuar fomentando la investigación, prestándole especial atención a las causas de la enfermedad renal crónica.
Hace falta también reforzar la toma de conciencia y el conocimiento sobre esta enfermedad en la sociedad y en nuestros sistemas sanitarios, para los que supone una de las patologías con mayor coste, alrededor de los 140.000 millones de euros anuales a nivel europeo.