ESTE ARTIGO FOI PUBLICADO EN Faro de Vigo O 27 DE NOVEMBRO. AQUÍ PODES LELO
Hoy en el Parlamento Europeo votaremos la aprobación de la nueva Comisión Europea con Teresa Ribera. Los eurodiputados/as del PSOE votaremos a favor del equipo de una popular europea como Von der Leyen y eurodiputados/as del PP han anunciado el voto en contra de su compañera de partido europeo.
Puede parecer una paradoja, pero muestra cómo no tener una visión clara del funcionamiento de la UE ha puesto a la derecha española en una posición antieuropea. La aprobación de la nueva Comisión mediante pacto entre los grupos proeuropeos que apoyaron a Ursula Von der Leyen era cuestión de tiempo. Cualquiera que entienda las dinámicas de la política en Bruselas sabía que era algo que iba a suceder, aunque las piedras puestas en el camino por el PP de la mano del presidente del Grupo Popular Europeo producían incertidumbre acerca del momento en que podría suceder.
Sin embargo, todo indica que Feijóo y su equipo en Bruselas en algún momento se creyeron su propia ilusión de que Teresa Ribera podía caer mientras impacientaban a los primeros ministros populares de toda Europa al poner en riesgo el nombramiento de sus propios comisarios, además del mandato de la misma Von der Leyen. El PP ha tensado tanto la cuerda dilatando plazos por su intento burdo de desviar la atención de la gestión de Mazón que ha irritado a sus compañeros de partido en Europa.
Les voy a contar algo que saben la mayoría de personas que operan en la capital europea. Si en un despacho de las instituciones en Bruselas alguien dice "Teresa" o "Ribera" todo el mundo sabe que se refiere a la actual vicepresidenta del Gobierno español, una política respetada, reconocida por sus "expertise" en el ámbito de la transición ecológica y por haber mostrado siempre una visión europea en sus políticas. Si alguien dice "Alberto" la mayoría se encogerá de hombros y si dice "Feijóo", sólo unos pocos entenderán. Por tanto, no es casualidad que tras la solvente audiencia parlamentaria de la futura vicepresidenta de la Comisión Europea y ante la filibustera actitud de las derechas, los medios internacionales acusaran a los populares de desvirtuar el debate europeo por espúreos intereses nacionales. Algo que no se suele perdonar.
Con su fracasada maniobra, Feijóo no ha dudado en poner en riesgo la fortaleza de la nueva Comisión Von der Leyen y la posición europea en un momento en que los desafíos, tras la victoria de Trump, o las amenazas, ante la escalada de la guerra en Ucrania, hacen más necesario que nunca reforzar a la UE. Pero, además, ha demostrado su nulo sentido del patriotismo y, ante una oportunidad histórica de situar a una española en la más elevada posición que haya tenido nuestro país en el Ejecutivo comunitario, ha preferido apostar a derribar a la candidata de España para acabar obteniendo una derrota estrepitosa.
El pasado miércoles, mientras se fraguaba el acuerdo entre las principales fuerzas pro-europeas y se reactivaba el proceso de evaluación de los vicepresidentes pendientes en las correspondientes comisiones parlamentarias, en todas ellas había un eurodiputado/a socialista español en representación del grupo socialdemócrata europeo, presidido por Iratxe García. Quien escribe lo hacía en la Comisión de Industria y Energía para evaluar a Ribera. ¿Cuántos había del PP español? Ninguno. Ni Manfred Weber ni el PP europeo confiaron en ellos.
Porque lo más duro de esta derrota es que el PP se ha visto reprobado por su propio partido europeo ante su insensato viaje a ninguna parte.
Ahora lo que toca es poner en marcha esa nueva Comisión Europea que votaremos hoy en Estrasburgo para que, cuanto antes, pueda iniciar su trabajo. Allí estará Teresa Ribera, quien desde el 1 de diciembre como número 2 de la Comisión se ocupará de defender los intereses de 450 millones de europeos. El PP se precipita hacia una nueva torpeza votando por tal motivo en contra del Ejecutivo presidido por una popular europea, Von der Leyen.